Wednesday, November 30, 2011

DEL LADO DEL AMOR DUERME MI CUERPO

This is a puzzling poem

G. Williams, sobre la Oda III 2 de Horacio


Del lado del amor duerme mi cuerpo
desde niño. He cumplido
30 años. No escribo mi futuro
ni mi pasado. Sea
la medida de todo el corazón.
He cumplido también sueños y miedos.
Sea también. He pisado
un septiembre de lágrimas, amargo
como frontera atrás, como vendimia
irremediable. Y eso era el dolor.
Ahora he comprendido
que es necesario el ciervo, y es necesario el tigre.
Afirmo todo aquello que negué.
Cómo me salvaré sino queriendo.
He tenido al que fui
con 19 años en mis brazos
y lo he visto feliz. He percibido cómo
mi cuerpo transmitía
esa felicidad,
que iba de mis labios a sus labios,
de mi torso a su torso, de mi piel a la suya.
Sé que los iletrados y los tímidos
conocen la verdad. Pierdo mi tiempo
dejando este reguero
largo de sílabas, porque movido
a resplandor, resuelto
en poema, será
inapagable luz
que llegará algún día
hasta el oscuro centro de tus ojos.


JUAN ANTONIO GONZÁLEZ IGLESIAS

Friday, November 25, 2011

SEBASTIÁN

San Sebastián. Guido Reni (1575-1642).


Para Chema




Los soldados tensaron las cuerdas de sus armas
del mismo modo en que una orquesta afina sus violines
antes del concierto.

¡Que lo desnuden!
¡Atadlo a un árbol!
Que primero lo azoten con la fusta.
Y espero que le duelan sus heridas
tanto como me duele su belleza.

Y el viento abrió con furia
la piel del bosque,
erizó la corteza de los pinos,
congeló la savia de los helechos,
y derritió el corazón de la centuria.
Por un momento la piel del mártir
parecía hielo.

Apuntan temblorosos al cuerpo maniatado.
Lo miran con ternura y sin embargo disparan.
Y disparan al tronco,
después de largos años de duro entrenamiento.
Hay flechas que traicionan su objetivo
y alcanzan un costado,
el dorso de los muslos o la oquedad de las axilas.

¿Dónde aprendisteis a tirar con arco?
¿Qué hacéis? ¿Estáis llorando?
¿Por qué derraman lágrimas mis arqueros?
¿Es la primera vez que a la muerte llamáis
con vuestras armas?
No sois guerreros, sois un concierto de plañideras.
Dejadlo libre.
Que se lo lleven y curen sus heridas,
y que luego se pase por mi tienda,
allí lo esperaré, para darle su merecido.